Como sabemos, el COVID-19 está causando gran número de muertes en todo el mundo. También somos conscientes que existen poblaciones llamadas “de riesgo” que están más propensas a contagiarse de la enfermedad. Sin embargo, la prevención está en nuestras manos… y lejos del sofá.
Según Greg Glassman, fundador de CrossFit, la probabilidad de enfermar se incrementa si es que la actividad física deja de ser parte de nuestra vida habitual. En el artículo “Chronic Desease: Key to COVID-19 Deaths”, divide las causas comunes de muerte en cinco grupos:
- Enfermedades crónicas, como la obesidad o la diabetes.
- Microbios, como la malaria, el ébola y virus.
- Genética, como la fibrosis quística
- Cinéticos, como accidentes automovilísticos o caídas.
- Toxicidad, como mordedura de animales venenosos o intoxicaciones.
Al respecto, Glassman asegura que las enfermedades crónicas son las que mayor cantidad de muertes generan y las que tiene un costo más elevado en tratamientos médicos. Muchas de ellas aquejan a las personas debido a sus “comportamientos perjudiciales que fueron sus elecciones”. Estas decisiones son las que aumenta el riesgo de sumar enfermedades en el cuerpo.
En el caso del COVID-19, Glassman explica que el virus dejo de ser una causa microbiana para convertirse en una crónica, atacando al gran número de personas que sufren de estos males. En consecuencia, se potencia el riesgo de contraerlo y las consecuencias son más serias.
¿Qué podemos rescatar de esto? Que está en nosotros mantenernos saludables. Echarle la culpa a las restricciones que tenemos hoy no es excusa. Entrenar en casa es factible. Cuidar lo que comemos es posible. Obedecer las medidas de salud es imperativo. “La solución se basa en el comportamiento: la salud depende de nuestra conducta, y la medicina se encargará de resguardarla”, dice Glassman.